Enraizados en el Ser

El Bhagavad Gita nos presenta una alegoría muy interesante que sigue explicando cómo somos y cómo vivir para desarrollar nuestro potencial óptimo. Si el capítulo 14 dice que las gunas (las tres fuerzas primordiales de la naturaleza) crean nuestra realidad, en el 15 Krishna habla de un árbol mágico y supernatural que liga la existencia material con el mundo celestial.

Este árbol de la vida se llama “Ashwattha” y es peculiar porque sus ramas crecen hacia la tierra mientras que las raíces suben hacia el cielo. Crece en ambas direcciones: sus raíces se expanden buscando alimento para que las ramas sigan ofreciendo preciosas flores y sabrosos frutos. De esta imagen deducimos que el sustento de nuestra vida material no está en el plano de lo físico per se, sino que proviene de lo sutil.

Por otro lado, la analogía de la vida que se origina en el ámbito de lo más elevado y cuyas ramas crecen hacia abajo creando lo material, sugiere que los frutos de nuestra existencia los podemos encontrar en el plano físico. Como yogins, se nos invita a involucrarnos en nuestras circunstancias teniendo bien presente que la savia (fuerza vital) corre por nuestras ramas (canales energéticos) porque bebemos de lo más alto (estando alineados con las dimensiones no visibles de existencia).

¿Cómo se traduce esto en nuestra práctica? Hay dos ideas que merecen reflexión:

1. La práctica siempre se origina en lo sutil porque todo surge del Ser. Centrarnos en la práctica interna primero, hará que los frutos externos sean los más deliciosos.
2. Igual que un árbol bien cuidado se carga de fruta en sus ramas y acaba soltándola, nosotros debemos practicar desapegados, ofreciendo los beneficios y compartiéndolos con el mundo.

Feliz comienzo del verano yogins! A recolectar sin parar…
Nos vemos en la esterilla,

Om Shanti
Zaira

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La Chispa de Zunray es un mensaje quincenal de inspiración. La esencia también sirve como tema de las clases en Zunray durante esta semana.
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